lunes, 4 de agosto de 2014

Estoy de cumpleaños.

Hoy estoy de cumpleaños. No, no celebro el día que nací, sino el que fui yo quien dio la vida. Hoy hace 7 años que nació número 1 y, celebraciones aparte, es un día de evocar muchos recuerdos, unos buenos y otros no tanto, de los 7 años que lleva recorridos mi niño mayor.

Hoy me he despertado justo a la hora a la que nació. Según he mirado el despertador no he podido evitar recordar lo que estaba haciendo a esas horas hace 7 años. Fue un parto bastante rápido y fácil, a pesar de ser primeriza y de no usar epidural. Aún recuerdo esos días en el hospital, haciéndonos el uno al otro, mis nervios cuando me daba cuenta de que llevaba un rato sin mirarle y pensaba que le podía haber pasado algo. Era un bebé flojito y vaguete, eso de tomar el pecho cada 3 horas no era para él; mejor tomar un ratito cada hora y media y así tengo entretenida a mamá, debió pensar. Esas noches de cólicos, de paseos pasillo arriba y abajo de casa, esas mañanas de paseo por la ciudad mientras duró la baja por maternidad... Qué buenos momentos.

Luego llegaron los vómitos, la preocupación, las pruebas, el no coger peso... pero todo pasó, como dijeron que pasaría; su cuerpo maduró y, aunque sigue pequeño y escuálido (número 2 ya pesa más que él) es un niño sano, activo y feliz.

Aprendió a hablar muy pronto, y ya nunca volvió a callar. Utiliza un vocabulario que no es acorde con un niño de su edad, tiene una riqueza del lenguaje que ya quisiera para sí su madre. En el colegio es el más querido de su clase, no tiene problemas para hacer amigos y es, básicamente, una buena persona.

A sus hermanos los ha ido aceptando con naturalidad y responsabilidad. Se sabe el mayor, y nunca hemos sentido en casa el fantasma de los celos. Por supuesto que los tiene, pero su parte racional los supera y cuida y quiere a sus hermanos muchísimo.

La penúltima prueba a superar (porque seguro que habrá muchas más) es un diagnóstico sorprendente. Buscando si tenía síndrome de hiperactividad y déficit de atención (porque su tutora vio indicios) resultó que tiene un elevado cociente intelectual... ahora toca informarse para sacar todo el provecho a esas capacidades y que siga siendo feliz.

Siete años escuchando la palabra mamá dirigida a mi... y aun se me hace extraño.